Viejica y encorvada, diminuta,
unos vivos ojillos chispeantes,
unos pies y unas manos redundantes,
y un rostro como sándalo en viruta.
Icono de Teresa de Calcuta,
la madre de los pobres mendicantes;
y un niño -grandes ojos delirantes-
muriéndose en sus brazos, ¡verde fruta!
Viviste heroicamente esta verdad:
"que el fruto del amor es el servicio,
que servir al más pobre en humildad,
es más un privilegio que un oficio."
¡Madre Teresa de la Caridad,
le pusiste aureola al sacrificio!
Si así se puede llamar a estos humildes versos, sonetos y poemas que, espero, os ayuden a rezar y a contemplar la belleza de Dios
domingo, 29 de agosto de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
San Agustín
"Primer hombre moderno" te han llamado,
porque fuiste de genial pensamiento,
de ardiente corazón y sentimiento
con visión de futuro anticipado.
La verdad era en ti el bien buscado,
más ninguna dejábate contento;
cuando llegó la gracia y el momento
de la Verdad que es Dios fuiste colmado.
Y era a ti, mi Señor, a quien buscaba
cuando fuera buscaba la verdad;
dentro de mí agazapada estaba
la siempre antigua y suprema Beldad;
sólo en ti encontré lo que anhelaba:
¡Verdad en el Amor, la Trinidad!
porque fuiste de genial pensamiento,
de ardiente corazón y sentimiento
con visión de futuro anticipado.
La verdad era en ti el bien buscado,
más ninguna dejábate contento;
cuando llegó la gracia y el momento
de la Verdad que es Dios fuiste colmado.
Y era a ti, mi Señor, a quien buscaba
cuando fuera buscaba la verdad;
dentro de mí agazapada estaba
la siempre antigua y suprema Beldad;
sólo en ti encontré lo que anhelaba:
¡Verdad en el Amor, la Trinidad!
Etiquetas:
Poesía religiosa,
Santos y Santas
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